El core es una parte esencial del cuerpo que incluye los músculos del abdomen, la espalda baja y los glúteos. Es importante entrenar adecuadamente esta área del cuerpo para mejorar la postura, la estabilidad y prevenir lesiones. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a pacientes sin experiencia en trabajo abdominal u otros con cuadros dolorosos agudos o crónicos, es necesario adaptar las estrategias de entrenamiento para garantizar su seguridad y efectividad.

En primer lugar, es importante comenzar con ejercicios simples que permitan al paciente desarrollar la conciencia corporal y la capacidad de contraer adecuadamente los músculos del core. Los ejercicios isométricos y de estabilización son ideales para esto, ya que permiten trabajar el core a baja intensidad y velocidad. Por ejemplo, la plancha y el puente son excelentes ejercicios para comenzar.

En el caso de pacientes con cuadros dolorosos agudos o crónicos, es fundamental evaluar cuidadosamente el tipo y la intensidad del dolor para determinar qué ejercicios son seguros y efectivos para ellos. En algunos casos, puede ser necesario reducir la intensidad o la amplitud de los movimientos, o enfocarse en ejercicios de estabilización en lugar de ejercicios de fortalecimiento.

Es importante tener en cuenta que no se requieren grandes gimnasios ni súper implementos para trabajar la estabilidad del core. Con solo una alfombra y un espacio cómodo para realizar los ejercicios, se pueden lograr grandes resultados.

Al entrenar el core, es importante enfocarse en trabajar a bajo umbral y sin necesidad de utilizar peso externo. Esto significa que se puede utilizar el peso corporal o implementos como bandas de resistencia o pelotas de estabilidad para lograr el trabajo de estabilización.

En cuanto a los cambios fisiológicos, el trabajo de estabilización del core puede llevar a un aumento del control sensoriomotriz lumbar y mejorar los patrones de reclutamiento y sincronización de la unidad motora. Además, se ha observado un incremento en la resistencia muscular y la estabilidad del core, lo que disminuye el riesgo de lesiones.

Es importante destacar que, si bien el entrenamiento del core puede mejorar el rendimiento deportivo, no hay evidencia directa sobre su impacto en la mejora del mismo. Por lo tanto, es importante no confundir el entrenamiento del core con el fortalecimiento del mismo.

En resumen, al entrenar el core en pacientes sin experiencia en trabajo abdominal u otros con cuadros dolorosos agudos o crónicos, es importante adaptar las estrategias de entrenamiento para garantizar la seguridad y la efectividad. Es fundamental comenzar con ejercicios simples y adaptar la intensidad y amplitud de los movimientos según las necesidades individuales del paciente. Con la práctica constante, el entrenamiento del core puede mejorar la postura, la estabilidad y prevenir lesiones.

Referencia:
A. Hibbs et alli (12/2008) Optimizing performance by improving core stability and core strength. pubmed.ncbi.nlm.nih.gov [2023]